El humor amarillo es muy cutre. Consiste en unos cuantos hinchables bastante desgastados. Ni una sombra, ni fuente. La comida muy mejorable, la carne estaba como una zapatilla y se come justo encima de los karts así que estás con el ruido, el calor y el olor a gasolina constantemente. Aún teniendo barra libre llamamos al bus para que vienera antes a sacarnos de ahí. Lo único bueno el personal. Sergio se lo curró mucho.